En esta casa, rehabilitada en 2004 con cariño y respeto a su carácter y espíritu, estuvo en el siglo XIX y principios del XX la primera botica del pueblo.

Sus 12 habitaciones, cuyos nombres se inspiran en distintas escuelas de boticas antiguas, son diferentes, pero con el sello inconfundible de luz y sencillez que se le ha dado a toda la casa.

Todas disponen de televisor, calefacción, aire acondicionado y WiFi gratuito, y la mayoría se distribuye en torno al patio original, que se mantiene como eje central del edificio. De hecho, el patio es el corazón de La Botica. En él se sirve el desayuno y es lugar de encuentro, lectura o tranquilas charlas durante el día, siguiendo la tradicional forma de vida de las casas de vecinos andaluzas de esta zona. Característico es su suelo original de piedra de Tarifa.

La azotea de La Botica es un lugar muy especial, donde se puede descansar, tomar el sol, desayunar o simplemente relajarse contemplando las maravillosas y privilegiadas vistas.

Aquí el huésped nunca se sentirá un extraño, sino parte de la forma de vida de esta tierra.